La cercanía del encuentro
Creo que es importante recordar la dignidad de las personas mayores. Así mismo, este proyecto es una iniciativa la cual cumple ese objetivo.
Por experiencia propia he aprendido que, al vivir en un hogar, de cierto modo, se pierde la alegría. Por ello, los espacios de comunicación activa y acompañamiento son tan valiosos para los residentes. Mediante estos, los adultos mayores se ven conectados a la sociedad nuevamente y sintiéndose incluidos dentro de ella.
Uno de los aprendizajes más importantes que me ha brindado este proyecto fue entender que el valor de una visita o un acompañamiento no se encuentra en los objetos materiales, sino en la cercanía del encuentro.
Para los residentes es crucial sentirse valorados y la disposición y buena actitud por parte de los visitantes los llena de felicidad y es un sentimiento hermoso.
Es importante siempre referirse a ellos con respeto y recordar que estamos en su espacio y, por lo tanto, debemos adaptarnos a las reglas de la institución y finalmente estas personas mayores únicamente buscan reintegrarse en la sociedad y si tenemos la posibilidad de ayudar a cumplir ese objetivo, es nuestro deber hacer lo posible para lograrlo.
Esperanza y fuerza
Estos momentos tan especiales e inigualables con los abuelitos me hicieron despertar diferentes sentimientos como amor, admiración y felicidad. Ya que cada palabra que me compartían me ayudaba a darme cuenta por todo lo que han pasado y lo difícil que ha sido para ellos.
Esto me hizo admirarlos porque por problemas menores yo me he quejado y he pensado lo peor, pero me di cuenta de que si ellos pudieron con cosas peores, yo también, y esto me dio mucha esperanza y fuerza para lo que se viene en el futuro. Y como dije anteriormente, al salir de las actividades con ellos, mi corazón estaba muy feliz y lleno de amor por las grandes personas que son ellos.
Sonrisas e historias entrelazadas
Con la Fundación Periquito logré aprender sobre la vida de los residentes del Hogar, de sus felicidades, de sus tristezas y sus angustias.
Al compartir con cada residente aprendí de su vida por las historias que me contaban y me logré dar cuenta que cada vez que hablaba con alguno de ellos, una sonrisa aparecía en su cara al contarme su historia, y a mí esto me hacía muy feliz y cuando acababa el tiempo con ellos y salía del hogar, tenía mi corazón lleno de nuevos aprendizajes sobre la vida y muy feliz.
Doy muchísimas gracias por este proyecto porque aprendí muchísimas cosas, abrí mis ojos sobre la situación actual de los abuelitos en Colombia y me despertó las ganas de seguir ayudándolos y de cada día seguir interesándome más por ellos para que su vida mejore.
